Se situaba, con su caseta y su pozo, en la terraza inferior del recinto externo. Era común en los castillos y palacios medievales disponer de este tipo de terrenos para tener una fuente de alimentación propia. La diferencia con las huertas actuales es que en los medievales se distribuían los diversos tipos de cultivo de forma ornamental, combinando colores, levantando pérgolas de madera, enramadas, bancos con hierba para sentarse, en fin, creando un jardín bello a la vista pero a la vez útil.
En 1345 se obró “una paret de piedra en el pozo de suso el uerto, por retener la agoa que va del castieillo al dicho uerto; et recobrir la casa del dicho uerto, que estaba por cayer”.
